Si supieses lo que en verdad significa el último cigarrillo a las tres de la mañana, sin alcohol y tanta música. Si todavía hay emoción en algo que ves y en todo lo que esperas, más allá de los números y los sitios, mientras te frotas los cansados ojos, olvidado de las horas, cansado por el tiempo, imaginando otro pasado, recordando lo que vendrá después de cada página, formando parte de un todo que a veces crees alcanzar y sin embargo sabes bien que no y que no vale la pena seguir por esos rumbos.
La hora de los engaños llega para todos, y no es posible evitar ni ignorarlo, de nada vale los tontos y cortos escapes, este mundo es tal como puedas imaginarlo, exactamente igual a como puedas describirlo.
Son bonitos los disfraces y los nombres siempre que sabemos quienes están detrás, pero al ignorarlo, al no comprender, al no tener ni la más mínima idea de lo que se trata, creo que es ahí cuando la historia empieza, es ahí cuando nos reímos o simplemente esquivamos la mirada como hemos aprendido a hacerlo.
Por lo que quedarán aun ciertos placeres, podré dormir casi tranquilo, imaginar todavía despierto, con el sosiego de algún hallazgo, por alguna certeza que creo retener de algún modo, mirando alrededor con total indiferencia, las cosas que han de decidirse antes que puedas verlas o pensarlas. Esos roces en donde quizás converjan los astros, las vueltas que dará la historia para huir de mí mismo, las eternas trampas, para que al final no quede más que un cenicero llego y una copa vacía.