IX. Trazos de un destrozado
A los que cortarse el pelo significa y simboliza algo1- Juega fuerte, nunca sucio¡Pero que mierda es decir lo sencillo
con rebuscados esquemas mentales!
Que me parece de tontos mortales
este bailar con acierto y sin brillo.
Es otra cosa triunfar cual diablillo,
y serse fiel superando rivales
desde lo libre, lanzando puñales
hasta meter el versar al bolsillo.
Pero de todo se nutre la historia
tanto del agua que lleva la noria,
como del cíclope ciego sin pene.
Y habiendo tanto deforme, me digo
y me repito la noche que viene:
si juegas limpio hasta yo te bendigo.
2- PiedraEs normal que me tomen por tarado;
después de rechuparme tanta concha
cómo no prentender que busquen roncha
en discursos que tomo por rayado
de pelotudos simples, sin un hado
protector que les diga de la loncha
con la que me adivino a la rechoncha
pueril como al galán más bien pintado.
Piedra muda que niega todo amar
por fuera es mi locura y mi beber,
más por dentro es el límpido saber
de todo lo que implica retozar
sin una detención, sin aquietarse
siquiera ante lo vil de destrozarse.
Piedra es mi corazón, y su placer
es sentir que no puede perecer.
3- Sexo comúnNo puedo destacar tanta impotencia,
fingir que salgo ileso y menos tenso
de este fundamental y poco inmenso
acto de despreciar tu dependencia.
Doy vueltas sobre mí, sin una ciencia
que me sostenga firme en mi descenso,
tropiezo con futuros de un intenso
azul que no refiere a tu conciencia.
Desde lejos me vuelco en un lamento
que no percibes nunca en la memoria,
y mientas sigue el sexo de las hadas
yo, sencillo, me callo y juramento
que sin embargo está la puta gloria
de entregarte al altar de las taradas.
4- La gran murallaMe quedaba quietito sobre la gran muralla
para mirar el show del acorralado,
y temía llegar a ser así, apagado,
un objetivo fácil para cualquier metralla.
Pensaba que el amor - que todo lo avasalla -
haría de mi cuerpo un aliento azulado,
y que me bastaría con ser inmaculado
para que me bastase mi fatua y necia talla.
Pero la gran muralla se rompió y entró el fuego,
las lluvias y las putas; hasta se metió el ego
de mil simplones juntos diciendo: "por saberte,
confirmamos de fino que hemos tenido suerte"
dejándome un sabor a sudores y lodo,
y temiendo a que al fin de esto se trate todo.
5- TrinidadPedro dice de chacras y parece
que habla de un humo inútil que intangible
va tragando el absurdo y lo posible;
y hablando, algo tonto en él florece.
Marga vive en eterno viernes trece,
lava los pies del Cristo y aunque horrible
le parezca en el fondo lo temible,
continúa el andar del que perece.
Al uno me lo escucho y a la otra
la violo para no mentirle tanto
- que vamos, si al final es una potra -
acerca de lo cierto del espanto.
Hacemos una puta trinidad
donde todos definen su orfandad.
6- Fin de mi bocaDespués de habitar tanto cuerpo suave
en decenas de ciudades extrañas
me queda aún el fuego en las entrañas
burlándose vital del amor grave.
Tantos puertos probó mi indócil nave
que parece mentira que las sañas
se pretenda las tome por montañas
y no como un vulgar cuento con clave.
Y al final deste andar, echado a menos
sin quedarme ni soles ni esos truenos
que creí maravillas del benigno,
a respirar sin prisa me resigno,
a ver si me consigo alguna loca
capaz de ser el fin desta mi boca.
7- A pura audaciaHabía que mirarnos la mirada
cuando entraba la noche irreversible
donde se marcaría al inservible
como al que mejor diese una trompada.
Sentir como subía en cada grada
el temor que se vuelve combustible
en el grupo que sabe es imbatible
y vernos dominar a la manada.
Había que ser otra clase, bruta
de la que con los años nunca muta,
para tomar decenas de vivencias
y hacerlas perdurar en las conciencias,
cantar mal pero en coro la desgracia
de vivir sin edad, a pura audacia.
8- Fin de ribaCenábamos inquietos, guardia arriba
mientras los dientes sucios de una sombra
ganaban el camino sin alfombra
logrando su mirada, fin de riba.
Nos rompía el silencio a puro grito,
su mano se volvía garra bruta
sujetando y pegando a la muy puta
que le seguía el juego como un rito.
Cada noche era el miedo que llegaba
un querer irse lejos, apretado
con nuestro corazón enrevesado
de odio y cariño inútil, infantil
no preparado aún para lo hostil
de saberse una culpa que pesaba.
9- Ermita y catedralTenía que haber algo más que un sentido simple,
un buscarse en el límite que partiera del cuerpo
y desde ahí lanzarse hasta el abismo indócil
de una mente destruida por su miedo al rechazo.
Tenía que implicar un toque de violencia
el riesgo de entregarse en un único golpe,
y un detrás gigantesco con desgarros de arte
con qué llenar a pleno su altar de cicatrices.
Quizás así le fuera posible ser su nombre,
sacudirse las sombras de todos los costados
hasta beber vacíos y fulgir verbos limpios
de historias sin pasado; limpiarse la inocencia
y el olor a rebaño con todos sus recuerdos
hasta volver la ermita su propia catedral.
10- Definir y dirigirYo definí los caminos, el modo
que tornaría posible lograr
el convertir lo más burdo y vulgar
en base fiel sustentándolo todo.
Yo dirigí cada miedo y fervor*
con la soltura del loco, sintiendo
como la luz les ganaba sonriendo
sus calles frías de hastío y rencor.
¿Fue que olvidé darme un tiempo egoísta+
donde admirar mi tarea taoísta?
No, se trató de mi sed, de mis cosas
y aunque pudiera decirse que obtuve
dos mil espinas y sólo tres rosas
me plazco cierto en el nombre que anduve.