“La sabiduría no está en la edad”, ni el buen gusto en el dinero. Combinar ritmo, melodía y armonía es el quilombo. Cualquiera puede pedir el plato más caro, pero entrar a la cocina y mejorarlo es otro cantar. Lo dijo Smarc – ya hace mucho tiempo – la descripción de la conducta no altera la conducta; Andrea, en pedo, le contestó “ni el diagnóstico de la enfermedad altera su proceso”. Digamos que las cosas que están ahí no cambian porque digas que están ahí.

Es agotador, pero es lo que hay. Si no te gusta no hay a dónde ir, así que te la bancás, o hacés algo para cambiarlo. Y ahí te quiero ver, a la hora de cambiar algo, de mejorarlo, para no hablar de inventarlo. Hay que conectar mente, pecho y bolas, o mente tetas y ovarios, así de mierdoso el tema cuando mover 66 músculos (los necesarios para hablar) no bastan.

Aquí vos te preguntarás cómo sé yo que se necesitan 66 músculos para hablar. Fácil, en la oficina de disciplina del colegio decía “para hablar se necesitan 66 músculos, para callar ninguno”. Ergo, lo sé porque leí. Cierto que leí porque fui a la oficina de disciplina por indisciplinado (y violento), pero si lo sé es porque leí, o al menos estoy en posición de repetir lo que leí (sin haberlo comprobado), y esta sola acción, leer, lo cambia todo. ¿O no?