Hay mucha gente que se ofende porque otro tipo expone lo que piensa, o lo que otro piensa. A veces simplemente queda ahí, en un nivel de emputamiento y vamos; otras, el emputamiento es tal que la reacción degenera en todo tipo de violencia, ya sea verbal o la otra, que va desde arrojar un vaso hasta declarar una guerra, pasando por el tradicional homicidio. Si vos mirás de lejos, pero bien de lejos, como si fueses de otro planeta, fácilmente podés decir que se trata de una manga de tarados, o de representantes de la raza con problemas muy graves.
Fijate, hay gente que se mata en un partido de fútbol, o sea, ni siquiera por el petróleo, o por reducir las horas de trabajo, o por conseguir un seguro médico, o por un territorio, de última, nú, sino porque el de teta no se puede ver con el de concha. A Giordano lo mataron porque dijo que había vida en otros planetas, calculá. Pero claro, estos son casos extremos, pero el punto es que justamente, no me parece que tipo el chita, se agarre una aceleración de cero a ciento veinte, sino que todo es un producto de un atrás.
Si no me equivoco, hay médicos que en su momento padecieron rechazo y maltratos cuando en lugar de querer la fiebre con frazadas lo comenzaron a hacer con agua natural, otro ejemplo. Al lado, tenés el otro tradicional: “maten al mensajero”. Por ejemplo, si yo soy cerrista y pongo una foto que es un chiste de Olimpia hacia Cerro, listo, cagué, a la hoguera ahí en norte. Pero, lo patético es lo siguiente, uno se ríe, o a uno le chupa un huevo cuando lo que el otro expone (o copia y pega) no afecta o agrede su zona de tensión.
Imaginate que tenés un pariente cercano con cáncer y yo pongo un video de un alguien que dice que los que tienen cáncer, o es por un sentimiento de culpa que se encarna, o es porque por alguna razón decidieron experimentar esa experiencia, tío, me cagás a palos. Si digo, o copio y pego, que “todo es para bien, incluso un hijo muerto”, y vos tenés un hijo muerto, es probable que me digás que entre al fondo de mi muy poco preciado orto. Y es entonces y así que uno se pregunta si es correcto callarse nomás la mierdosa boca.
Para cerrar, un último ejemplo ¿vos viste ese montón de “biblia para los niños”? Hay de todos los colores, tamaños, y con todo tipo de ilustraciones. Qué lindo ¿verdad? Ahora ¿sabés qué tienen en común estas biblias? Que ninguna cita “LA TRIPLE CORRUPCIÓN DE LA PALABRA DE DIOS Quitando, añadiendo, y alterando”, y esas versiones quitan, añaden o alteran. Ya te digo, maten al mensajero, eh? Lo que hay que entender es lo siguiente, que uno no nace sabiendo, y el que va sobrado o enojado por lo que sabe, si tanto supiese, que comience a valorar a los buscadores, no?