Turco
Llueve en su aliento
la melancolía del guepardo y su última presa,
caen hacia arriba sus entusiasmos
cuando aquieta los dedos en el vacío,
mientras calla dios
por dejarlo hacer entre las cosas.
Dice el sonido en el sin fin de una mirada,
la locura más cierta en un puño que dibuja
bebiendo náuseas ajenas en la soledad del sol,
por soltar hilachas del preciado regalo,
lo que dijeron no cabría en el verbo.
En ecuación se vence, a cualquier ojo
suspiro, predicado, estallido de miel ácida
imposible de asir en el aquí del desafecto;
huye del escape, para recibir el desencuentro.
Duro, como el recuerdo más cruel
y frágil, como un futuro no deseado
alienta sin tiempo
en esa poquedad que sueña por no dormir jamás.
Turco - Spanish version
Como una lluvia mansa que sin violencia inunda
la tierra hasta volverla una con el arriba,
así la melodía le gana todo el hálito,
la del guepardo inquieto frente a su última presa
haciéndole vibrar al borde del final.
Caen, como estallido sordo sus entusiasmos
cuando extiende los dedos y encuentra el gran vacío,
la sordera de dios que le cedió lo libre
de mentirse y creerse alguien entre las cosas.
Entonces es que dice el sonido sin tiempo
desde sus ojos solos sin atisbo de fe,
y cierra lo que queda de sus manos en puño
por dibujar la insania de millones de extraños,
alejado cual sol brillando soledad,
como mostrando, simple, desde donde se expresa
el que aprendió a viajar más allá de los verbos.
Se vence, en ecuación es que se vence indómito
sin ojos que lo capten, ni suspiros que puedan
edulcorarle estancias donde ya no hay afectos,
ahí donde pervive sin mirar a los lados.
Huye de los escapes, el desencuentro espera,
y lo recibe alegre como prenda ganada,
pues se admite invencible; duro como un recuerdo
que por cruel es capaz de torcer voluntades,
e igualmente tan frágil como lo imprevisible.
Alienta el infinito desde lo corporal,
desde lo poco sueña por no dormir jamás
realidades que teje en lo cierto del todo.