Necesitado de una fe te preguntas por qué nadie ha movido una montaña y sin embargo tantos estragos “naturales” remojan y resecan el presente del futuro.
Como ayer la respuesta va más allá de la cuestión,
como ayer se trata de no tener una respuesta inmediata y de cómo quedas ante ello,
si persistes o abandonas.
¿Cuánto dura la firmeza de un cuerpo? ¿Cuánto demoras en ver la belleza de un rostro? ¿Cuánto tardas en medir tu esfuerzo con el de enfrente? ¿Cuánto tienes que gritar para escuchar a los mudos?
Cuando en un milisegundo puedas contener los próximos diez años y los cien anteriores ciertamente reirás ante la idea de un milagro.