Siempre lo previsto
destrozándose en mis manos
a causa de mi boca, mis ojos, mis dedos,

como una de mis rodillas
a causa de los otros.

Siempre la gente pensando en el futuro
y yo sabiendo que soy mi destino.

Siempre los muchos recordando dolores o placeres
mientras voy diseñando mi pasado.

Siempre capaz de matarme de a poco
sabiendo de quienes lo entregan todo y más
al no tener nada.

Siempre desnudándolas sin imaginar
e imaginándolas arropadas de lo que sé y me tortura y me libera,
entiendo que esperan sea al revés aunque digan lo contrario.

Siempre este momento
en donde al quererme tiendo un puente
frente al que tienden
porque en el fondo se desprecian.

Siempre yendo a por más
comprendiendo que así me quedan menos,
como si tuviese la certeza
de que andar así es más natural
que maquillarse el alma con ajenidades.

Siempre morder el polvo del oro
asido de lo que no cabe en un metal,
mirando al ónice y al platino danzar
entre pocas manos rotas,

por ser resultado
y la idea que genera la ecuación.

Siempre
despreciando espejos.