me fui cayendo
de golpe
desde la inocencia hasta la pureza
como uña que se encarna en el ojo de dios
pus
que se vuelve estrella
gas o aliento
en el duro placer de lo tensado
aljibe al medio del olvido
y un desierto parido por una margarita
con el por qué
y la finalidad esplendiendo en mi boca
sin secretos esmeraldas
ni laberintos sumisos al tiempo
porque quise
después de mí
continuar el estallido de la comprensión
dibujar el trazo torpe
que yergue con precisión el espíritu del artista
la manera del absurdo
que anida en la herida y en toda cicatriz
lo eterno de lo fugaz
si la sorpresa aunque macabra gana la partida
como lo breve del infinito
cuando a mitad del aliento
la diestra reconoce a su opuesta
en simple y exacta concreción