Silvio M. Rodríguez C. Admin
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| Tema: La mínima rebelión de la crisálida - Mariví González Mar Ago 06, 2013 4:07 pm | |
| Ni bien se comienza a recorrer el libro uno tiene la sensación de una extraña calma. Extraña en cuanto es en un estado como de calma que los versos se van dejando entender y sentir. Y no estoy diciendo que vaya de poemas tranquilos o apacibles -más bien lo contrario-, sino que el tratamiento logrado por el autor impone una sensación de serenidad en el lector, aún cuando apenas al llegar al tercer poema ya nos hemos encontrado con el dolor que no se dice, con la "libertad inacabada" y con aquel fantasma "solitario en su miedo y en su hambre".
Esta sensación que menciono, entiendo que proviene de la transparencia, de la fidelidad que el autor sostiene respecto de sí, de lo que siente, piensa, y de lo que finalmente plasma. Y esto no pasa simplemente por la sinceridad y la honestidad, sino por una combinación de talento y de oficio que hacen de cada poema un texto equilibrado, sin fingimientos que amengüen alguna juicio ("Cómo vas a entender que soy la estrofa/ que se estira y deleita en su verdad/ de absurda incomprendida"), ni exageraciones que sobrepixelen una emoción exacta ("Si la quieres,/ toma mi ausencia inútil/ y abandónala lejos").
En lo particular, el autor se recorre, se asoma a sí y entonces se asume, en un andar que sentencia como también interroga. En este recorrido intimista no nos encontramos sencillamente con la exposición de lo que el emisor nos deja saber de sí, sino que hallamos la posibilidad de converger con él. Y esto es posible merced a la voz propia, mediante las construcciones únicas que cada autor -siendo único- es capaz de lograr, dado que en esta unicidad es donde gravita lo universal. Así, uno puede si no hacer propia una construcción ajena, empatizar con una arista quizás desconocida.
Por otra parte, y entrando un poco en lo formal, juega muy a favor del lector el ritmo con el que son llevados los poemas. Una cadencia -que llega a ser sello indiscutible del autor- domina todo el libro, haciendo una suerte de gala a la hora de contrastar forma contra fondo. Cada poema se deja leer -y se deja decir- sin sobresaltos ni aceleraciones, sin ninguna acrobacia por demás innecesaria. Los últimos poemas, vestidos de sonetos, nos terminan de explicar aquella parte del oficio que se sospecha desde el principio, y que certifica cuánto de talento se hará siempre necesario.
"La mínima rebelión de la crisálida", es el primer libro que he leído de Mariví González, y ha sido una experiencia gratificante. Espero que los siguientes sean muchos, sobre todo porque sé que la calidad está garantizada y porque me gustan esos libros en los que en cada página hay algo para subrayar, aunque esto ya es cosa mía. Por lo demás, que el libro vaya prologado por Valentín Martín, y que la poeta sea parte de la familia de Ultraversal, ya viene siendo un certificado de un nivel a prueba de fallos. Es animarse y arrimarse a esta "mínima rebelión".
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