Sí, los padres tienen la culpa
lo he dicho un centenar de veces,
lo repetí haciéndome sonar el ano
oprimiéndome las axilas, el ombligo
y el agujerito de la pija,

cité “el fruto nunca cae demasiado lejos del árbol”
y más de una madre me tomó por héroe
y su marido como a un pelotudo,

pero cuando aclaré que
si soy un hijo de mil putas
es sólo porque me parezco a dios
al igual que todos ellos.

También les dije que responden a los estímulos
que agarrás a un idiota y le decís
“genio genio genio”
y el tipo a los dos años te resuelve el boson de higgins,
que si a la gorda que se chupa
hasta la envoltura de chocolate tirada en el suelo
le decís cien veces “qué bien cogés qué bien cogés qué bien cogés”
vas a terminar sabiendo por dónde mierda meter tu carne.

Les dije que Ingenieros era un retrasado
y que sólo por resentido dijo aquello
de que un imbécil en cien años solo fosilizaría su imbecilidad,
que las cosas hay que tomarlas por de dónde vienen
y que no hace falta ser músico para entender la música
ya que estamos.

Me cagaron a miradas
y silencios,
las más anciana
pasó entre sus dedos un abalorio del rosario y escupió,
el director se rascó el huevo derecho estando dormido, mentón al pecho,

cerré diciendo que hay que amar la vida
que no hay que ser tan estructurados
que al final todos somos como dioses
y lo mucho que les agradezco, de verdad
que no tengan un carajo qué decir.