te veo
repasando lo que vendrá
eso que llamas mañana a las nueve tengo que

al tiempo que jamás
te fijas en todo lo que tuvo que ocurrir
para que alguien diga infierno
para que otro se detenga a palpar una piedra
para que aquel fije su mirada en un caracol pegado a la pared

me entretengo placenteramente en el dibujo de tus piernas cruzadas bajo el escritorio
te huelo
y te trepo sónicamente hasta el ombligo
para volver a hacerlo una y otra vez
hasta que me acuerdo de tu cabeza
de tu alma
esas cosas

me pregunto qué parte del mundo muerdo
cuando imagino morder tus pezones
sobre qué desierto llueve
cuando mi lengua penetra tu vagina
qué tipo de dios cae traicionado
cuando te doy por el culo

entonces
plantado como una palmera que hiriendo a la tierra
extiende sus palmas a ver si el universo le sonríe
me fijo en el después de los actos
en la posibilidad de tu espalda despreciándome
ese momento en el que recorriéndola con mis dedos
sientas enteramente lo tuyo del momento
la conquista
el egoísmo como mástil y bandera
con tus ojos cerrados
y el cumplimiento acabado como preciso
del más precioso de los silencios

desde ti me miran
y desde mí se fijan en ti
no queda más que jugar
hasta que lo serio caiga
como la frente de un idiota sobre mi rodilla izquierda