Celebras el amor cuando los ves besarse a dos adolescentes al salir del colegio, y al tiempo que no sabes que te daría asco si los besantes fuesen ambos del mismo sexo, no deja de dolerte que te diga y recuerde que el amor siempre muere sin decirte el por qué.
Siento crecer tu rabia por tan solo quebrarte los castillitos hechos con cartones baratos, mientras yo río inquieto la que porto sin miedos desde mis ojos negros hasta mis manos blancas por ese haber estado empujando sin nadie el crecer de los árboles que hoy te brindan su sombra, apostando a que vieras el brutal espectáculo de mi sangre bailando sobre toda presión y te provoque ganas de regalarme un polvo.
Es entonces que así en tus yerros y aciertos no hay más que falsa calma porque jamás arriesgas tu nombre o tu pasado, y como yo me juego incluso mi futuro - ahogándolo en luces que es a ti que refieren - te hernias con intenciones y rictus de dolor, como si nos valiesen a los solos del pueblo el drama del vencido carente de hambre aguda.
Mejor no te desprendas de todas mis heridas, mejor si en tu sordera, finges que no lo ves pues así se sostiene lo que no durará, como alguno sostiene la diana más difícil ante el mejor arquero.