Cuando te dan por el culo, boluda,
¿te llamo yo preguntando si acaso
te gusta más la dureza del vaso
o la fineza que el cristal exuda?
¿Yo te sacudo y te muestro, conchuda,
de qué color es el fétido ocaso
justo al momento en que vos das el paso
hacia tu nada que duele por puda?
Entonces, piba, acordate, metete
en la cabeza quedarte callada
cuando me ves escribiendo mis mierdas,
que sos bonita en el blanco retrete
hasta perfecta en tu dulce almohada,
y no compensa quebrarme las cuerdas.