Tú me vas esperando en el silencio
que pretendes profundo camuflaje,
desde lo luminoso del apenas
estar alrededor sin hacer ruido
mientras tu voz se carga de filosos
argumentos de niebla y agua tibia
que esperas gatillar contra mi cuello
en el descuido fácil de mis formas,
sin nunca darte cuenta que mis pasos
ya no pisan terrenos de bravura,
ni que mis ojos breves de final
solo habrán de reír en la mirada
que guardo para el acto de tu golpe
rindiendo su poder a mi simpleza.