No hay peor cosa que un pajero que quiere hacerse pasar por un no pajero, boludo. Vos de repente te venís así, en cascada, como agua que se rompe la espalda contra un montón de piedras boludas y entonces se gana el derecho a grito, a rugido, a clamor, y todas esas boludeces. Pero para mí el agua se rompe y se recompone y ya está. Y mirá, aunque entiendo esa manía de tirar por la tensión, me termina aburriendo, y me aburre mal. Seré boludo, quizás, o egoísta, quizás, o egocéntrico, quizás, pero me mata de bostezos ciertas posturas, viejo.
De movida, no hay necesidad de escuchar, no es perentorio, no es ni siquiera caritativo escuchar boludeces. Fijate, bien mirado resulta en un insulto. Entendeme, y entendeme bien, yo le pongo pilas, le pongo ganas, pero vos ahí con el "sufro, sufro" del tarado aquel de Don Gato, que me llenás las bolas de tal modo que termino confirmando que no hay ser humano con el que se pueda hablar ni por un mes sin que te salga con la cagada que es su vida, sin que te salga con que todo está mal y que todo es una mierda, boludo.
Sí, ya sé, también está el otro lado de la vereda. La pelotudez aquella de que sale una ramita verde en un edificio y toda la maravilla del universo, lo de ponerle buena cara al mal tiempo, y la paja mundial de que el que salva un hombre salva al mundo, ya sé. Parecés pendeja del siglo 21 y no hembra de siglos pasados, qué querés. Sos un Sarakey vestido de ninja, o un occidental que accede al alefato y se cree que descubrió el fuego. Y a todo esto tengo que, tengo, te digo, tengo que ponerle unos cuantos límites.
Mirá, a vos, quizás, no te mira nadie. Pero desde mi lado me miro, desde el agujero del culo hasta el abismo de mi ombligo, boludo, en serio. Yo no tengo la culpa, ni la gracia, de que no podás con más de cien instrumentos, con más de cien voces, con más de cien creencias, religiones, maneritas de escribir o de coger, no, no tengo la culpa de que vos no podás y yo sí. Tengo la culpa de escucharte, de lamentar escucharte, de que después de escucharte o leerte confirmar que todo es una mierda, de eso tengo la culpa.
¿Y sabés lo que me jode? Me jode que lo que me sabés no me sirve, y que lo que te sé te destruye. Me jode persistir no en lo que me enseñaron, sino en lo que aprendí. Y me divierte, cruelmente, que sigo ligado a vos, a todas tus boludeces. Saber enteramente que podría ser mejor sin vos, pero que en mi inmensidad decido ser poquito, pero teniendo tu piel. YO decido acariciar tus madrugadas por necesidad y placer, porque me limito, y me sé capaz de escupirle a Dios mi gratitud, porque no acabo de comenzar a saberte igual.