LAUDES
Unos días másEl frío mordaz se clava en las baldosas,
Aquí, donde la noche es hierva marchita,
Y la sirenas todavía callan su conocer
De cadáveres jóvenes, arrojados al cemento.
Donde todavía está la presión del tiempo,
Señalando el principio del fin,
Es donde late un músculo imperfecto
Necesitado, hambriento, enfermo.
No te acerques todavía, no llegues.
Me encontrarías sin armas,
Sin máscaras y sin pretextos.
Tendría que ser lo que soy.
Dame tiempo, que aprenderé a mentir,
Sólo te pido unos días – estaré entre la gente –
No necesito mucho, unos cuantos saludos,
Un par de citas, y una cena fría.
Entonces podré mirarte, bajando los ojos,
Para que creas que mi pecado es pudor,
Que mi riqueza ha sido bien ganada
Y que mi cama la he arreglado yo.
Detén tu marcha presurosa,
Todavía el cincel tiene tarea,
Demora tu llegada un poco más
Todavía debo aprender de ellos.
Me quedan engaños que repasar,
Y Traiciones que cometer.
Me faltan excesos y abstinencias,
Me falta experiencia de vivir.
Pero si quieres, ven ahora mismo
Encontrarás rosales sin rosas,
Pero no habrá dinero detrás
De las manos de un jardinero ebrio.
Si quieres ven ahora,
Quizá no todo esté en su lugar,
Pero la mano que buscará la tuya,
Será la misma que tendió el lecho.
Si no puedes darme unos días más
Ven ya, con la sonrisa segura
Y el alma abierta
Para ver que aún no te amo.
Decide entre experiencia y pureza,
Que juntas, lo sabes bien, no caminan.
Todavía soy un puro intento
Un renegado de toda imagen.
Mejor no vengas, podría dolerte
Comprobar que no soy para el amor.
Que lo mío es simple pasión:
Brutal, animal, sincera.
ElietSi yo pudiese verte capaz de desprenderte
Puede que llegase a lograr una emoción,
Distinta, inusual, atemporal y, sin duda
Fuera de todo lugar, fuera de toda moral.
¿Qué es este cuerpo encajonado,
que en el pasillo húmedo transita?
Es esta tu memoria y los restos de piel,
Es este el momento, donde el tiempo fue.
No más el reproche, la llegada tardía.
Ahora es lo que queda, sin ejemplos,
Los nombres sin direcciones
Las direcciones sin remitentes.
Te escribí, a plena conciencia
De que nunca me leerías,
Y ahora, que ya no escribo,
A quién reprocharé el olvido?
Habías adivinado mi propia consecuencia,
La vida ajena desde los ojos de madre.
Justo la mía, cuando yo te veía niña,
Cuando placentero era someter el orgullo.
Ahora entiendo que jamás cediste,
Que me dejaste ser el bambú oriental,
Mientras yo creía en toda mi lejanía,
En toda la escultura de mi vanidad.
Tu silencio fue parte de mi cruz
Y tu ausencia, hoy, parte de mi muerte.
Ya no estoy vivo, no puedo
Y cuando lo estuve, no lo supe.
Me robaste juventud! grité en silencio,
Alguna vez, acurrucado entre las sombras.
Y me dolieron los límites de tus formas,
El cerrado marco de tus sentimientos.
Pretendí huir, en mi negación a todo,
Supuse salvarme detrás de cada destrucción.
Y fue así que perdí lo que no nombraste:
La posibilidad de eso que llaman plenitud.
De los dos, uno debe ser hallado culpable.
Espero que sea a ti, es mi última carta.
Porque yo, ya no estoy vivo.
Porque cuando lo estuve, no lo supe.
Andrea.
25.07.00
23:20hs.
Reproche del lunesLlega a mi boca, premeditada
Se desliza por mi garganta, húmeda.
Sin pudor me recorre el cuerpo
Con sapiencia de serpiente.
Sé que mastica mi cansancio
Como el tabaco una anciana,
Allá en Alabama, hace cien años
Cuando criaba negritos.
Nubla mi razón, según parece
Y el trato tácito es matarla
Entre nosotros dos, sin culpables
Y pasar a ser sospechosos.
Es un candombe en el corazón,
Es alma de puta, cuerpo de diosa.
Mi ser entero como una postergación,
Un hálito de definición que no llega.
No entiendo, mi bien, de comas
De esas señales en el papel,
Mas tengo una copa diamantina
Donde guardo un beso infinito.
Me divierto en soledad
Alterando el orden de tu escuelita
Donde cantabas el himno
Y cotidianamente te mentías.
Por eso es este odio liviano, amor
Porque la carne de mis labios sufren
Tanto, que mis ojos son el funeral
De un general muerto en su batalla.
Si uno es de donde viene,
De dónde soy?
El acontecimiento de tu nacer
Se registró en papel, eso importa.
Voy a apagar un rato las estrellas,
Te regalaré la oscuridad, así
No tendrás que mirarme
Así, podrás verme.
Si no quieres, y no deseas
Tampoco importa, basta lo mío,
Donde no hay himnos, señales
Realidades flacas de emoción.
No creo en tu distancia,
No me miento con tu presencia,
Estoy al otro lado de las afirmaciones
No soy, todavía, lo que seré.
En un reglón juego a los tiempos,
Señal de mi poder, que necesitás,
Para afirmar un poco más tu inseguridad,
Ese temor de nena asustada en la lluvia.
Así se busca la protección del macho,
Y así quedás definida, como en la escuela,
Con una lista y tu nombre dentro de ella
Y más tarde, quizá, en una comisaría.
Por supuesto, no se trata de vos,
De tu inexistencia puntual,
Soy yo, el ser de sed quien lamenta
Su condición insaciable.
Andrea
01/08/00
00:24 Hs.
Mañana, en AsunciónEs o fuerza, o fineza, ambas contenidas
Ya en el primer trazo que comienza,
Cada atardecer en Lanzarote, sin el mar
Con un paraíso de sólo arena con piel.
Aquí las cosas suceden a distancia,
Programadas por un muchachito joven
Que de razones no entiende, ni de piedad,
Tan únicamente una tecla, sola, en sí.
Conocerte despacio, a través de una tecla
Insistente, a través de otro, otro alguien,
Sin permitir mucho que el mundo sepa
Para jugar también al secreto, a los nombres.
Es un ejercicio que me corresponde
Hilar no las palabras, sino sus intenciones,
Sin nombrarlas a cada rato, indicándolas
A ver si acaso reposás tu mirada en ellas.
Una tecla en el mar desierto, casi igual
Que el mundo que ves y estudiás,
Como la demora precisa que antecede
A esa entrega privada, la que tarda.
No te negaré, estás, ya estás.
Tenerme es tu oficio,
Pertenecerte es mi transito
Y no lo sabemos, todavía.
Asunción es así, soleada y anciana
Historia cálida pero no dulce,
Un lugar sin recuerdos ni memoria
Que no sean las del más puro deseo, antiguo.
Aquí estuvieron Inglaterra, y otras naciones,
Tejiendo desde Claudio hasta hoy,
Lo que desde una isla pasa a ser corazón,
Punto en un mar, centro en un continente.
Opuestos sencillos de comprender, de lamer
Un poco el naufragio de tus comprensiones
Un poco la desolada siesta de mi sed
Tendríamos que estar en otro lugar, hoy.
Callejas sin rascacielos, callejones de cuchillos
El empedrado sin orden, el asfalto en trozos
Y el olvidado tranvía criando arañas en su seno
Ese que me vio ver la primera vez, ayer.
La noche será siempre cálida y húmeda
Como el músculo que llevo dentro del pecho,
Para que así todo sea más lento y cadencioso,
Como tus formas, las cortinas de tus ansias.
Sé, sin certezas, de una montaña cruel
Pila de cuerpos sin vida, sin sentido
Y entiendo así, con fe, el valor callado
De masticar raíces para ser un árbol.
Es alejarme mucho, a cada rato
Para que no puedan alcanzarte,
Cuando me tengas aún más,
En aquella palabra de puñal: mañana.
Andrea
08.08.00
00:32hs.
Una mañana cualquieraFuera de tu cuerpo la Cábala me atrapa,
En el laberinto eterno de sus dominios,
Donde para entrar dejo mi persona,
Esa parte de mi historia que sin ti no existe.
Haber estado ahí, sin que me permitas llegar
Negarme no el intento, sino la realización
De una mano sobre la otra, una mejilla tibia
Pequeñas humanidades que me salvan el día.
Y eso que yo me había negado a mostrarte
El mundo sin sol, los retornos, los finales,
Para que jamás te doliera lo que a mí
Para que no pudieras ver lo que mis ojos.
Sé, ahora, que el precio es este, y confieso
Que ingenuamente no lo había esperado,
Que confié en la ternura de la ignorancia,
En la calidez de un corazón no atormentado.
Sólo un tigre comprende a otro tigre,
Pero, pobre de ti, ya no busco comprensión,
Justo ahora, a la altura de mi edad,
Cuando no te pediría jamás entendimiento.
Una pequeña burla más de la vida,
Mostrarme así, con cierto anhelo lejano
Queriendo dar, dispuesto a recibir,
Sin la distancia de los momentos exactos
Y aún así, comprender, que no se pudo
Que para que sea deberías haber sabido
Atendido, sentido, las cosas que ocurren
De este lado del puente sobre el fango.
Habiendo pecado por pedir el imposible,
Cambié mis rumbos, con resabia viril
Y volviéndome pétalo bello y resignado
Me entregué al destino del rocío y el sereno.
Pero no hay agua fresca en mi existencia
Pues desde ti se tendió la distancia,
Una mañana cualquiera, la de hoy, ayer
Cuando el logro de un instante me movía.
Que sepan los dioses y los mortales
Que al conocerte quise ser simple
Que no te ofrecí ni dolor ni extremos
Que no pedí a tu alma oscuras pasiones
Que sepan todos que tuve un nombre
Para que el llamarme te sea sencillo
Y que vestí el ropaje tradicional
Para que en la distancia puedas verme.
Pero fue en vano, y fue en el tiempo
Llegué sin armaduras, con querencia
Y al encontrarme contigo no sabía
Que no me esperabas, que no me querías.
Andrea.
09.08.00
23:49hs.
Una siesta, en ayerAtreverse un poco, entre las cuerdas de acero de un chelo
Y que te sangren los dedos, azules, encallecidos
Hasta encontrar la nota perfecta, ajustadas a tus oídos
Con el pecho puesto en el cuerpo de madera, generoso.
Lo demás es escuchar, y no me asusta, y no le tengo miedo
Y la estructura de interpretar tampoco es sabia, del todo.
Así es rayar un papel, soñar una realidad pretérita
El imposible anidado entre las cejas, y en el corazón.
Tengo la culpa de mi sensibilidad, lo admito
Soy responsable de todo el afecto que he acumulado
Y negado, y postergado, y disimulado hasta la risa
Para que nadie venga jamás a mostrarme lo que soy.
Y sin embargo siento, todavía, con mis pies en la tierra
Una fidelidad que es un camino, y que es una fuerza
Que hace, que a pesar de las nieves en mis entrañas
Imagine un algo táctil, a una hora, en un cuello cálido.
Porque hoy, como aquella noche, me di la razón
Cuando el anciano de segunda edad, en la siesta,
Me lloró su renuncia a ese mundo en donde vivo
Al que él renunció por un par de billetes y una dirección.
No me dolió su dolor, me dolió acertar aquella vez,
Y entendí, una vez más, que saber es juzgar con acierto
Tanto el momento, el lugar y esa persona que espera
Lo sepa o no, el momento que es posible crear.
No voy a dormir temprano, nunca, lo decidí atrás
Y voy a levantarme tarde, y también temprano,
Y pase lo que pase en el mundo no voy a cambiar
Soy una roca, formada de polvo, con carne dentro del pecho.
Lo siento, lo siento, lo siento, mil veces
Pero si tuya fue una elección, mi privilegio es el mismo,
Aceptar una sed que no se acaba, y rasga
Y estar así, con el alma en pena sin jamás demostrarlo.
Pero más allá de estos pocos años, te diré, mansamente
Que me importaron tus cartas, las que no enviaste
Y que no dije nada, cuando otro hubiese reclamado
Y que atendí el reclamo, sabiéndolo injusto.
Qué me queda? Acaso sólo esta docta vanidad
De poder estar sin nadie, de saber de dependencia ajena
Y poder no ceder ante la pueril necesidad emocional
De quien no pueda crear un beso en horas sin convención?
No hay nadie, y hoy me dieron la razón, un par de veces
No hay nadie, dije, cuando me la negaron
Y también esto lo dije, que estando arriba, o abajo,
Somos únicos, solos, entregados a nadie, y entonces...
Seguiré, y si al final me equivoco, seré yo quien lo haga
No un libro, ni una recomendación, ni un comité
Seré yo, infinitamente yo, hasta que me muera
Y mis tripas se conviertan en invernadero de grises larvas.
También, lo acepto, puede que termine yo llorando
La confesión de lo que no fui y quise ser,
Pero no será la primera vez, cuando nada pueda hacer
Ya lo hice, ya lo hago, ya lo vengo haciendo, sin nadie.
Juego conmigo, y nadie más cruel, nadie más preciso,
Porque si veinte años puedo estar pidiendo que vengas,
Sé ahora, por ejemplo, que luego pediré que te quedes
Y esto no es mañana, ni pasado, donde habrán más palabras.
Tan solo tengo deseos, y estoy llorando
Por que sé, desde mis limitaciones
Y entre mis aciertos
Que el deseo es todo, y no me basta.
Por favor, bésame, como imagino, dame olvido
Tócame despacio, como anhelo, sin piedad.
Mira, soy el mismo, inalcanzable
Con el terror de quererte.
Andrea
26.08.00
00:22
Entretanto sueñaNo es apego al llanto, ni cariño al látigo
Es simple confesión de un espacio sordo
La historia de ciertos minutos que guardo
Bajo llave, en un arcón, entre mis huesos.
No me queda ya el consuelo de poder
A ciertas horas por nadie recomendable
Acudir a cierto aturdimiento de sin razón
Apoyando el rostro en un pecho desconocido.
Me queda la nada entre las manos
Como punto de partida de lo que fue,
Y un hilo de voz que se oculta
Huyendo de mí para no saberme.
Es cierto, mis actos mienten, por abundantes,
Pero, acaso no es más que el rito puntual
En donde puedo sentir que el mundo cita
El fragmento de vida en donde hallé tu herida?
Siento así, en la memoria, el instante previo
Casi eterno, en el que con tus manos
Velas mis ojos desde el olor de tu piel
Sugiriendo una muerte, la de los dos.
Quizá por todo esto que casi digo
No vaya nunca a reconocer
Que antes de la prisa el tiempo ya pasó
Dejando una potencia inerte, flecha sin blanco.
Desconociendo, lo sé muy bien, naceré
A un nuevo día, concebido en oscuridad
Para así poder hacer desde mí, no la ruta
Sino el destino final de tu alma preciosa.
Ganaré hoy, y mañana, antes y después,
Lo haré en la renuncia, y más en la entrega
Y seré capaz de sentir y saber que no basta
Aunque sea que pudiera parecer suficiente.
Esto y más, lo haré, y más imaginaré
Y será sólo el principio, o sólo el final
Desde todo cariño y toda necesidad
Hasta toda imagen y todo éxtasis.
Para poder intentar encerrarte en un puño
Sabiendo que jamás podré hacerlo
Pero al menos intentarlo, por que sé
Que es la única forma de que te fijes en mí.
Lo quieres todo, y yo sólo te quiero a ti
Aunque digamos lo contrario, en silencio.
Y duele, y aún así es bello
Porque no tenemos otra forma, ni otro modo.
Disculpa, esto de no hablarte
De no escribirte, de no mostrarte nunca
Todo el precio, lo que llaman real
Intuyo que no será necesario, lo sabrás.
No hay certeza, pero quizá sea este el camino
Para poder llegar a decir lo que nunca dije
Eso que al verte me aquieta la vida
Y me la devuelve con más fuerza.
Descansa, y entre tanto sueña y piensa
Que no estoy y no soy, para tejer despacio
La certeza de que estoy en camino
Desde la raíz misma de todo imposible.
Andrea
14.09.00
00:08
Creencia de que soy, lo que no soyLlamas, con gente que habla detrás
Me llamas, con imposibilidad de oír
Y así el puente se sostiene en sí
Pero queda sucio, con la roña de tu historia.
El asco, entonces, como segunda piel
Una lista precisa de todas las imprecisiones
Allí donde todo fue carencia de lo exacto
Y abundancia de lo que no tuvo nombre.
Conservo aún, aunque solo por una simple
Negación, el tiempo que músculos atrofia
La carta de venganza, pequeña recompensa
De saber que crees, porque no tienes remedio.
Sé que confías en los simples y frágiles hilos
De sucesos ocurridos, de vidas ya pasadas
Incapaz de dar el salto que esperamos juntos
Por palabras desde ti, por sangre desde mí.
Siento en mí el poder de la impotencia
Y desde ella esquivo el golpe real
Para poder girar y entreverte de espaldas
Con el puñal en mano, y el veneno en tu copa.
No habrá tristeza, tengo el corazón quemado
Y no habrá culpas, así habrás de salvarte
Pero, en este mundo, de tus horas y tus viajes
En la abertura de tu boca el polvo yacerá.
Y será por mí, por mi cuerpo y mi mente
Enajenados y reconciliados en la crueldad
De emprender la tarea de odiarte, de verdad
Por la impertinencia de rozar lo que soy.
Quiero que no existas, nunca
Y si para ello borrar el mundo es necesario
Quiero borrarlo una y otra vez
Y estar solo, por el resto del pasado.
Tengo este deseo, qué haré con él?
Decírtelo entre las miradas de otras gentes?
Mostrártelo mientras firmas papeles vanos?
Callármelo y sangrarlo hasta beber mi nada?
No hay preguntas que pueda hacerte
No estarías, y si estuvieses no habría más
Que una caricia tenue, bañada por completo
De un creencia de que soy, lo que no soy.
Ya lo dije, por palabras no habré de cambiarte
Se me dijo, no habré de dar contigo
Y ambos sabemos que no debo renunciar
Tu y yo dependemos.
Espérame, siempre, por favor
Creo comprender, en este ahora
Que la inocencia y la grandeza
Está en construir el puente, y cruzarlo.
Andrea
21.09.00
00:00
El nudoLa tarde se vaciaba de todo color
Livianamente caía en aquel anhelo
Borroso, nunca dicho y tan sentido
De no más ceder a la desesperación.
Llegar a un día, sin humo, sin el sin
Y habitar ahí al menos un instante
Respirar profundo con ojos cerrados
Y en los labios sentir la misma vida.
Este nudo anidado en mi garganta
Es toda la ofrenda que llevo encima
Con la altiva humildad del mendigo
Y las manos ciertas de toda soledad.
Son reglas mías, todas crueles, duras
Sostenidas en la pocas veces probada
Certeza de que espacio requiere todo
Lo que habrá de llenar este pecho solo.
Sé que es una ola, y que será pretérito
Alguna vez, cuando la bellas águilas
Silenciosas y satisfechas, decidan ya
Detener el vuelo y sostener la montaña.
Pero ahora, este ahora que pasa
A metros del suelo, con las baldosas
Todavía calientes del sol de septiembre
Tengo la quietud del que ha sido robado.
Las ilusiones fueron mías, siempre
Y a mí me he mentido, para tenerte
Para creer por algunos días memorables
En algo que fuera mío, sólo mío.
A quién le habré de cantar esta pena?
Quién podrá apiadarse, o asombrarse
Si desde el principio fui yo, sin inocencia
El que movió las estrellas y aquietó la tierra
Para que el cielo mismo se vea mejor
De lo que hasta antes de fijarme en ti podía
Sabiendo que el deslumbre no duraría
Que al final de la jornada, ayer, anoche,
Qué importa
Habrías de volver, a tu suelo amado
A los años ciertos de verdades tontas
Para negarme, sin usar palabras o gestos
La duración de mi instante anhelado?
Duele menos, al ser consecuente
Pero queda el aroma preciso, inconfundible
Que puse en la memoria de tu ser
Haciéndolo único y distinto
Para convertirlo así en una espina de acero
Y llevarla dentro de la piel, sin atrocidad
Pero con la constancia decidida aquí
En el corazón, al que le falla el olvido.
Ahora es respirar, con el hombro cansado
Sosteniendo como pueda la frente
Y mover mi coraza entre las horas
Convenciéndome de que no llevo heridas.
Así sobrevivo, y seguiré sobreviviendo
Hasta aprender, quizá en un incierto futuro
A escucharle a mis ojos cuando brillando
Y en el principio me dicen: no la mires.
Juraré que no me importa, finalmente
Y aunque he sido derrotado, esta vez
Otra vez no he perdido, porque tengo
El oro del príncipe, el fuego del intento.
Se acerca la noche, la madre de mis sueños
Mi compañía de siempre, mi consuelo
Llega y me señala el nudo, duele?, pregunta
No es nada, digo, cerrando los ojos.
Andrea
29.09.00
20:24
La siestaAl verte, siento.
Un hilo de sudor se atrinchera en mi frente
Todos mis músculos en tensión, todos
Al tenerte ahí, tendida en mi lecho
Esculpiendo segura la piedra de mi memoria.
Se gesta el grito, desde el primer momento
Y se contiene y crece, mientras me acerco
Y el aroma de tu cuerpo, de tus partes
Me envuelve y me ciega, y me exalta todo.
Turbulenta fuerza me anima, me domina
Cuando voy rozándote, adivinándote
Con mis labios de anhelo y mis manos sabias
Explorando mis tierras, sin alforjas y sin tiempo.
Solo al fin, con tu cuerpo ofrecido en un clamor
Sin otro motivo que dar curso a esta siesta tórrida
Donde la ciudad se adormece entre el cemento
Con sus gentes aprisionadas como ratas drogadas.
Aquí adentro, con mi pura lujuria, fuera de miradas
Nuestro mutuo escándalo, el pecado del mundo
Aquí, carne mía, donde daré la vida a cada paso
Con tal de escuchar un gemido que me de aliento.
Habrás de beber de mí, hasta saciarte impúdica
Luego que coma de ti, hasta que me duela el alma
Y haga mío todo el arrepentimiento posible
Y pida perdón, y entonces, vuelva a pensarte.
No es fácil estar aquí, en el punto previo
Todavía hilando o tratando de hilar
Grafías que habrán de condenarnos aún más
Pues los vestigios son más fuertes que los hechos.
Pero es duro, y es cierto, y es pleno
Mi criatura elegida, la más dulce de mi historia
Como aquellas noches de gritos y borrachos
Peleas pobres, mejillas baratas cortadas y olvidadas.
Por eso transito un poco el antes, para tenerte más
Y negarme así toda posibilidad de olvido
Sin traerte de este lado nunca, fingirlo mentidamente
Dejar una huella un poco antes que mi mirada.
Forma, imprecisa pero perfecta del abandono
Postergación que lleva al punto exacto
En donde habremos de negarlo todo, condición
Primera, para lograr la entrega, la piel justa.
Después volverás al mundo, mucho después
Cuando el sueño me visite y puedas con tacto
Salirte de mis brazos, sonriendo benévola
Con el triunfo en tus ojos, tu victoria real.
Y estará la calle, un poco más poblada
Y al verla sonreirás, otra vez, una vez
Al pueblecito de hombres frágiles, preocupados
Por los derechos humanos de las ranas.
Andrea
01.10.00
15:00
LlovíaEl sol te mostraba el día, y mirabas
La gente en su respiración, el tránsito
Llenando las plazas y las calles
Para el bien de tu sonrisa, mueca exacta.
Latía el ímpetu en cada paso que dabas
Y por entre los pliegos de tu falda
Dejabas escapar tu olor de hembra
Confundido con el del algodón de tus bragas.
Y era todo, porque sabías que yo huía
Que a mí me perseguían y yo triunfaba
Y que luego del escape llegaría a ti
Con ganas de tenerte y hacerte arcilla.
Pero para mí llovía todo el tiempo
Llovía en los zaguanes de ancianos olvidados
Donde la carencia era de hijos y no de padres
Y la humedad trepaba y formaba otra lluvia.
Y llovía en los casamientos, de ricos y pobres
Y la torta se echaba a perder, y los vestidos
Y llovía en las sonrisas disimuladas, toda agua
Mezclando las lágrimas, ese temor confirmado.
Llovía en todos los prostíbulos, sin permiso
Y no se podía hacer el amor, aún pagando
Los colchones acuosos se volvían duros
Y el aroma de hacía el de casa, de la que se huía.
Llovía en los velorios, sobre las velas blancas
Y la viuda olvidaba al marido, paraba el llanto
Preocupada, junto a la cuñada iba por más vino
Para hacer pasar el tiempo, un tiempo de lluvia.
Llovía en los cementerios, los viejos y los nuevos
Y el agua rompía los putrefactos maderos
Haciendo de canal sin venas por el cual
Huesos desconocidos se daban besos subterráneos.
Llovía en las guarderías sobre todos los niños
Y las maestras daban el calor y el abrigo
Mientras pensaban con decidida insistencia
En las veces que copularon esa semana.
Llovía en los bares y en todas las posadas
Donde las paredes no alcanzaban para nada
Ni los guardias, ni las cajas registradoras
Ni las sábanas, ni los leños, no alcanzaba nada.
Llovía en la ciudad, inundando las alcantarillas
De donde emergían ahogadas ratas distendidas
Como capitanes improvisados pero decididos,
De ropas pobres, de barcos rotos, de fe en el vacío.
Llovía en el campo, desarraigando toda semilla
La promesa de alimento flotando sobre el fango
Ante la impotencia de hierro de todos los capataces
Mojados en sus galpones, entre garrapatas suicidas.
Llovía en la tierra, en toda la tierra, sobre los hombres
Que buscaban consuelo en aterradas mujeres histéricas
Que buscaban abrigo en los celulares de sus hombres
Pero lo celulares no funcionaban, llovían por dentro.
Llovía en el cielo, y la puerta había quedado atascada
Los mártires confundidos con los pecadores, agolpados
Todos, comunión horrible, auditorio esquizofrénico
Para una lira húmeda, y un ángel de dedos entumecidos.
Llovía en el infierno, sobre los ángeles de rodillas rotas
Pero nadie escapaba, fijos en un temor de consecuencia
Inmóviles en el terror de un castigo cada vez peor
Incapaces ya de distinguir una cosa de otra, en la lluvia.
Llovía en el purgatorio, por entre los corazones confusos
Y el agua en canal sin venas, otra vez, siempre otra vez
Se hacía un único mar que absorbía y unía lo imaginado
Volviéndolo todo temor primero, y luego decepción.
*--
El sol te quemaba hasta el aliento, ardía en tu piel oculta
Un hilo de sudor se dibujaba bajo tus ricos senos
Contraía tus pupilas y te hacía más carne, más deseo
Y para mí llovía, mi amor, llovía todo el tiempo.
Andrea
10.10.00
00:35
Entre los dosCómo poner en tu mente, que mi ruta
No es la conquista de tu cuerpo
Que mi norte no es tomar lo ajeno
Y a cambio de mucho olvidarlo?
Un cigarrillo es una no explicación
Una jarra de cerveza enfriada en el Nilo
Una copa de coñac entibiada por una vela
Un vaso de agua de un río virgen, el tuyo.
Allá en la infancia me decían: todos iguales
Y lo creía cuando me convenía, más nunca
Pero hoy me cuesta crecidamente seguir así
Sobre todo cuando te miro y en ti no me veo.
No te quiero igual a mí, todo lo contrario
Te quiero diferente, para tener el derecho
De odiarte, de reclamarte, de exigirte
Cualquier cosa, a cualquier hora, cuando quiera.
Y si lo opuesto habrá de doler, y mucho sangrará,
Lo pago, las monedas me sobran, yo las creo.
Respirar, y aspirar, y en los labios tener pronto
El nombre de quien busco, tal es la riqueza cierta.
Semejante a mí, perdería la ansiedad del alumno
La pasión del maestro, la intensidad de los dos.
Y qué nos quedaría entonces sino olvidar el mundo
Fundirnos en poético abrazo, con el mañana, mañana?
No, me opongo, y tenaz resistencia es mi piel si quiero.
No quiero olvidar nada, ni simplificar lo imposible,
No quiero ni renuncia ni posesión en términos simples
No quiero, porque no puedo, no puedo, porque no quiero.
Concédeme el error, mi enorme capacidad de reclamo
Para sentirme grande cuando callo una ofensa, inventada
Para sentirme pequeño en el calor de tu piel, ahora mía
Para ser yo, a través de ti, y entonces, agradecer la vida.
Ven aquí, en este punto completamente confuso
Y luchemos a ver quien termina destrozando a quien
Dame, por una vez, posesión de una sola certeza
La de que no habré de preocuparme por ti.
Dame la promesa de que me dejarás luchar como sé
Y que si venzo en tus ojos brillará el orgullo
Y de que si caigo derrocharás ansias de compartir
Conmigo, como yo, tan sólo esto, un segundo
Entre los dos.
Andrea
11.10.00
00.17
DifícilNo es parte de mí, es solo una forma de ser
Cuando cruza el aire un sonido Stereo
Que dice “y aunque pareciera que el invierno
No tiene final, y aprieta el alma...”
Algo se resquebraja, y casi sale a flote el animal
Pero queda preso, dando vueltas en su jaula mental
Y el prisionero no es capaz de llamarte, buscarte
Queda agazapado, con los ojos atentos, latiendo.
Todo sea por la prudencia, incluso la nada
Con las manos demasiado limpias, y la historia
Turbia, llena de tempestades, del único beso que nos dimos
Desde una boca que no me pertenecía, que no sabía quería.
Cómo ahora dibujarte en un trozo de papel los años?
Será de nuevo la sentencia eterna, la renuncia cotidiana?
O debo, una vez más, cruzar por mí mismo la frontera
Para evitar el temor de esperar una invitación que no llegará?
No hay otro sueño en todo gran conquistador, que no sea
El de lograr tantos triunfos, variados en calidad y cantidad
Que nadie pueda negarlo, que nadie pueda dejar de admirar
Y así, poder aguardar con ansias, la llegada de quien lo conquiste.
Es cierto, posiblemente cierto, que para amar hay que amarse
Mas entonces, habrá que reconocer que para admirarse, un poco
Es preciso saber admirar mucho, para dar con la vía victoriosa
Que conduce a sólo a la posibilidad de un fracaso dulce, ajeno.
Supiste, que no sabías, y al hacerlo me impusiste el alto
Y quedé en tus manos, como un puñal de ónix en las manos de un niño
Arcilla letal tocada al infinito pero inmoldeable hasta este tiempo
En el cual, tú, apareces con el talento en las manos, y me rozas el pecho.
Siempre supe qué pensar, y cuando no, me entregué a sentir
Ahora no sé qué sentir, y no puedo entregarme a pensar
Me absorbe la visión de tu cuerpo, del jade caliente de tu piel
Hasta no saber si fue en tu espalda, o en mis manos, donde más habitó el calor.
Me arreglo el pelo, enciendo un cigarrillo, la máscara mía, la noche
Para no confesar, ni señalar, que no he sido construido para nadie
Sino quizá, para construir cosas, gentes, universos enteros, para mí,
Y olvidar un poco mi odio al mundo, y el intento de llegar a su antónimo.
Andrea
14.10.00
22:23
DosEra noche, la hoguera, leños de pino, y una rama de terebinto
Más atrás los guardias, a veinte kilómetros de Constantinopla
Ambos rostros, iluminados por el fuego, se hacían más bellos
Cuando un par de frases, a veces, reemplazaba al silencio
Dos hombres duros, dos niños seguros, dos almas sin disputa
El uno venía de lejos, el otro de aún más lejos - no había distancia
Momentos en los que basta, la historia del hierro, el oro preciso
Y el ojo recorriendo las cicatrices del otro, adivinando el origen.
También dos esclavas, cada una más bella - no había comparación
Escanciando en las copas de oro lo que un tiempo se llamó sangre
Admiraban, mientras servían la propia vida bajo el manto del acero
El extenuante placer, de ser, de estar, en un momento exacto, escrito.
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Es común que a los ancianos nos guste hablar de muchas cosas
Máxime si hemos viajado mucho, y vivido muchas aventuras
Por eso no ha de extrañarte, finalmente, que prefiera callar
Ahora que también soy joven y tengo todo tu cuerpo por delante.
Mi pretensión es, como toda pretensión, vana, pero también pura
Busco contarte cosas, sin hablar, como los mejores amantes
Y no se da, no porque no podamos, o no lo deseemos intensamente
Es solo que nuestros cuerpos se interponen, y no queremos, interrumpirlos.
Mejor así, que nuestras ojeras publiquen nuestra cópula clandestina
Que el apetito nos haga buscar comida a una hora y en un lugar
Cuando y donde no habíamos ni imaginado buscaríamos algo que comer
Tropezando con gestos, con palabras, y aún así seguir, directamente.
A lo mejor mañana, o pasado, a unos días de haber partido
Mis ojos se tiñan un poco de rojo, ya por el vino, ya por un libro
Mientras tanto, este mientras tanto, hay dos águilas, dos cuerpos
No se puede extrañar, está negado, nos tenemos, y habiendo - no hay mañana.
A lo mejor en dos días, encendida la hoguera, alguien se presente, con obsequios
Y deba, a pesar mío, ofrecerle hospitalidad, cena, y oídos atentos
Si esto ocurre, sólo espero, que sea alguien como yo, anciano, viajero
Para poder contarle, sin hablar, que tengo un alguien, un alguien como tu.
Andrea
14.10.00
23:00
Tres horasTengo tres horas, para sentirme bien y descansar
Dos variables bajo el ala oscura de la condición de tiempo
Gruta lejana, viaje en ascenso con el juramento de volver
Y así ya se te gasta la emoción, antes de ir, en la partida.
Subir sin llegar a la cima, y estacionarse en un hueco
Como el que forma las manos buscando contener el agua
Que cae, reposa un instante y se escurre movediza
Hasta el suelo, hasta el mar, dejándote el recuerdo de un mohín.
Es rápido, y muy lento, cuando sabés que tenés todo el tiempo
Porque alguna vez lo has perdido, y entonces comprendiste
Que no tiene caso exigirse demasiado, si no habrá premio
Consuelo, soborno, de aflojar un poco el cinturón, y no ser.
Un hilo de palabras, bien derechas y alineadas
Conducen, sin quererlo yo, sin quererlo ellas
Un sendero de escalas extrañas, jamás pulidas, ni recorridas
Pero pensadas y deseadas, desde alguien que no soy yo, ni ellas.
Buscaría yo una explicación? Tengo toda una biblioteca de ellas
Soy más preciso, la verdad, y orgulloso, claro, porque sé
Por ejemplo, que hoy cuando almorzabas, entre el pan y el cuchillo
Rozaste sin querer, en tu mente, mi nombre, por eso, aquí estoy.
Todo lo que tuvo que ser tu vida, y la mía
Para que sin saberlo vos, y sin quererlo yo
Converjamos en un deseo de rotonda calurosa
Donde ha llovido y ha sido noche, y aguarda, estando.
Fruto, resultado, consecuencia, narración, predicado
Principio, separación, rotura, sangre, finalidad
Volver, desear volver, estar, tener que estar
Y en medio de todo, las palabras, para extrañarte más.
Y esta certeza que me rompe los labios
Y me llena los ojos de un líquido salado
Al tiempo que sonrío y abro el portón, el solitario potrero
Nadie llega en vida, y vivir es tratar de llegar, río, otra vez.
Una vez más, el espectáculo de tu espalda desnuda
Mil veces más, un millón de veces, en mi memoria
Mi cuerpo caliente, por tu imagen, que fue mi cuerpo
Bajo la lluvia, bajo un techo, con el abismo como colchón.
Andrea
15.10.00
14:27