Punto y línea (libre)
CentroAl centro de la lluvia, sin paraje alguno
levanto suave la maldición
de tanta mañana viviendo en los ecos,
de tanta noche nadando en persistencia.
Al lado del mundo - destruido y vuelto a levantar -
sostengo el cariño manchado del que fui hacedor
sangrando mi risa desolada, mi canto sin piel
por ver si te atreves a cerrarme junto a tus ojos.
Y al final del ritmo roto
de cada una de las danzas que no bailamos
termino acercándome, cojo, mutilado de pretéritos
para tomar lo mío, el aliento caliente de la angustia.
PeriferiaOcurre un transeúnte, ese que carga
con su vida por detrás de la frente,
de esos que te miran sin mirar
y que te desvía por no volverse mueca quebrada.
Escribo entonces lo que siente
desde un él que me niega y me asimila
en la llovizna que remoja, por lo bajo
el no poder ser huella ni sentimiento.
Se pierde, y soy yo el que se pierde
en el laberinto de una soledad poblada,
capaz de hacerse verso olvidable
con un tajo urbano bajo los neones.
TangenteMe salgo, arrastrando el no ser de nadie,
con ese descaro que tienen los pobres
cuando ríen en la mitad de la desventura
tensando los brazos hacia la nada,
diciendo el silencio de una luz sorda
que martilla mis rodillas a puro verbo
y hacen que calle; volviéndome un lugar que se va
aún cuando alguien lo hubo transitado.