Cifra acuariana
Cifra acuarianacasi nunca consigo cumplir reglas,
le pregunto la edad a las mujeres
y rechazo salir de putas suaves
cuando me da la gana de mirar
por vez numero mil "de guolk", de floyd.
no me miro al espejo ni por joda
aunque me saco fotos por deporte,
y aunque siempre perfumo mi cabello
no soy capaz de usar ningún jabón,
cosa de serle fiel al agua pura
y de vencerle fácil con "esencias".
me cago en mí con limpia libertad
molestando a sabiendas al de al lado
- que si no le completo que se joda -,
con esa urbanidad que no poseo
y me vuelca a lo simple de olvidarme.
pero bromeo, burdo manantial
del eco de los tiempos no avenidos,
pasando por arriba y por debajo
de nombres y de horas y de tangas,
hasta fingir ser dios y acaso hombre.
Dudo, por dudarQuizás nunca me quiso
más allá de tenerme a su costado,
como si fuese un premio que ostentar
ante el peso del paso de los días.
Quizás en su lenguaje
me amó como ninguna pudo amarme,
pero el hecho sencillo fue que fui
a quien nunca leyó.
No digo de mis letras,
del andar es que hablo, del que llevo
a costa de mis manos repentinas
buscando lo terrible de la calma.
De esta ilesa manera
de sentirme lejano y a merced
de algún cariño inquieto navegando
los derrumbes insanos de mi lid.
217Algo más contundente que tener la razón
más solitario y puro que algún odio heredado,
es esto que me empuja hacia espinas de cobre
hiriendo mis sentidos hasta volverme cifra.
Me disparo a las manos y miro desbrotar
un cielo de mentiras y un regazo imposible;
algo como un ahogo me gana las veredas
y no me queda otra que dañar a quien turba
mis horas desprovistas de jugar con desgano.
Y, sin embargo, callo esa noche de Eléusis,
la potencia mordaz en lo bajo del vientre
regurgitando innoble mis otras distracciones,
como un chita en lo fuera del tiempo al que le cabe
- ahí, en la curva inquieta donde empieza lo vano -,
lo cierto del amor en boca del inútil.
4- HabíaHabía,
tan mirando de golpe el pecho
esa plegaria de la viuda
el juguete que no alcanzaba el huérfano,
y todas las explicaciones,
un tiempo de luces
guardadas en el cajón de lo posible
y
todo lo gris cayendo en el desayuno,
había,
la suerte de lo breve
el hallazgo del aliento,
la billetera llena a mitad de las dunas
y del infinito – tan infinito –
naufragio.
Y había
este no llegar
vestido de siempre haber estado.
5- gloriáceaUno no se corta las venas,
se hiere las yemas de los dedos
y dice entonces, a las veredas, a la pared
su propia versión del cariño.
Yerra uno creyendo que otro
sentirá lo mismo, el doble o la mitad
y por eso acierta en alejarse
hasta quedar a merced
de un tiro de gracia que nunca llega,
hasta que la pared y la vereda
comienzan también a reclamar,
el íntimo fraude
de aprehender lo errado.
Y así
el luto es morado, rojo y azul
un simple depender
de la propia gloria.
6- el yo teológicoTomo un número y hago una cifra (vos no, y ahí, en el aliento)
¿quién define seguir o no?
¿Qué es prosa abriéndose en su impuntuación deliberada y qué es verso programado para un escucha sellado por su solitariedad de manual?
No daré vuelta el colchón.
Y voy a seguir iniciando con y
cuando el ritmo no corresponda,
estirando la garganta a la guillotina
y las venas a los nibirus
y los ojos de mi madre a las sombras
hasta saber, de nuevo
que soy demasiado
joven.
¿Me voy a parir la pija de procacidad
la boca de todos de multitud,
hasta procrear dolores ausentes
y un dejo de estilo menstruante en el monitor?
Cuánta tristeza empuja
contra esta alegría, puta de mierda
de no saberme comulgado en puercos
Dios mío,
mientras Vos
masticado en tus reflejos…
Jódete en tu sexto día.
7- y callarseDe repente
y a veces
yo
me caminaba tu nombre
y vos eras yo.
Esa cosa del asco y del triunfo
el no decirlo a nadie y sentirlo
como algo que se sabe,
que se guarda como un vómito
sólo para los alacranes.*
Andar con luz
abandonando gente fea
que te impulsó a ver
lo poco que había.
Andar, estar y sondar una cifra
aquariana
aquí, en el culo
en tu estampita de primera comunión
en tu gran recitación de boludo
da igual,
eternizando pedorros sentimientos
que ni suman ni restan
en la ecuación del eterno ahora.
Y callarse.
* amigos
8-Vos no estabas en esta decepción
de triunfar de mí.
Cuando tan alto escupía la bandera
su daño, que ni yo le arañaba
- y tan bajo el eco de mis soledades
que ni pensaba en mis rodillas -,
cuando prometía mutar
mordiéndome los labios
llorando por dentro saber que no lo haría.
“Yo cambiaré de lugar”
te dije, creo que con mis ojos,
con un pasaje de avión en mis manos
no recuerdo.
Y algo parecido al amor había en mi gesto,
y algo tan sellado al olvido en los tuyos.
Entonces el pecho
los hijos, ese nido que se forma
de tanto no mentir.
Y eso que va siendo los otros
cuando lo que queda es
este volver a no tocarte.
9- tocoToco mi nombre con mis ojos
prescindiendo de los demás
me hago abismo, vómito y altura,
número que multiplica su imposibilidad
de no caber en sí.
Menstrúo poemas a diario
y defeco novelas en mi mente,
más allá de lo libre y necesario
de esa lástima de la comprensión.
Mientras vos
mirás los trenes pasar.
Hay algo en la muerte que me pudre
las ganas de besar,
y un pestañeo en el espejo
escurriendo la porquería de seguir.
¿No imaginé firmar como tipa?
¿No fingí ser tipo?
Hay que ser poco
o demasiado
para mis modos
abiertos al asco de lo aprendido.
10- Van a ser difíciles mis gestos,
el poder lavar letrinas pero no el alma,
y al revés
levantarme rezando un arrepentimiento.
Y será cruel el manual
de lo poco, lo mucho y lo que basta
en las entrañas del que pare
su casi llegar a labios negados.
///
Pero está lo otro,
explicar el vacío
donde caben los iguales,
ahí donde miras el margen
de tu indeleble estatura.
///
Te digo
por decirme,
¿No venías dándote cuenta?