Silvio M. Rodríguez C. Admin
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| Tema: Escribir y sentir, primera dualidad Jue Mar 29, 2012 6:21 pm | |
| Existe una distancia entre lo que queremos y lo que hemos conseguido, y es esta distancia, a veces, lo que nos mueve a escribir. Tenemos ambiciones, metas, sueños, y en ocasiones, hasta objetivos claros, y todo esto porque nos movemos por emociones; sentimos, y es así que el deseo nos va generando conflictos que con más o menos herramientas intentamos resolver. Como logremos resolverlos, vamos haciendo escuela, por la sencilla razón de que en esto nos asemejamos todos, y quien resuelve un problema se convierte en maestro de aquel que se enfrenta con esa situación. Así, la propia vida es tarea.
Contamos, antes que nada con nuestros deseos, con nuestras intenciones, las cuales van modificándose con el correr de la experiencia, modificándose y polarizándose en tal o cual sentido. Intentos fallidos pueden desembocar en resentimiento, e intentos acertados pueden terminar en un orgullo inapropiado, y por supuesto, resultados mediocres pueden, simplemente, culminar en nada más un pasar gris por un mundo provisto de tanto color como la propia y ajena imaginación lo puedan estipular. Cada palabra que generemos, cada gesto, nos define y esculpe sin lugar a dudas, todo aquello que hemos vivido y, por tanto, todo aquello que no hemos vivido.
Sabemos que el hombre es un ser gregario, y valoramos lo social, en tanto que concebimos que aprendiendo primero, y enseñando después, se logra eso que se denomina “compartir”, con lo cual estamos en la certeza de que es posible ese estado de equilibrio en el que no puede darse otro estado del alma que el de felicidad. Entendemos que en la humildad, que define la capacidad de aprendizaje de todo alumno, ya se encuentra la semilla del orgullo que hará posible que cuando llegue a maestro se abstenga de decirlo todo, para no extraviar al discípulo que le toque adiestrar.
Es nuestra intención unir, sin partir. Todos somos parte del todo. Conocemos parte del viaje, y hemos recorrido algo del territorio que abarca lo imposible, estuvimos y estamos ahí, en viaje de ida. A veces arriesgando demasiado, y otras, excediéndonos en colocar puertas, pero, sabemos, todo es y fue parte del proceso de lo que buscamos. “Honor, nobleza y gloria” empujaban y sostenían a Alejandro, “busca debajo de una piedra y me encontrarás” también está escrito. Si comprendes estas expresiones será que en tu piel está el de emular y evitar, hasta lograr aquello que todo tu ser te pide realizar.
No escribimos todo lo que sentimos, ni sentimos todo lo que escribimos. Ante la falta de experiencia, acudimos a la imaginación, o a la erudición. Ante lo tradicional, exponemos nuevas alternativas. Ante lo nuevo, exponemos lo tradicional. Nosotros mismos generamos la fragua en la que nuestros actos serán probados. Nos batimos, sin más, de lejos o cerca, sabiéndonos solos, y por ello mismo siempre acompañados. En este orden de cosas, de fuerzas y potencias, el primer espejo es simple, en donde reflejas la belleza que has podido construir, de acuerdo a tu propia capacidad de unir el fondo con la forma. |
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