Silvio M. Rodríguez C. Admin
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| Tema: La justicia en nuestra manos - Gavrí Akhenazi Sáb Mar 31, 2012 7:00 pm | |
| Ficha del libro: ----------------------------------- Título: La justicia en nuestras manos Autor: Gavrí Akhenazi Editorial: Lulu ISBN: 9781105531637 Nro. Páginas: 323 -------------------------------------
Desde fuera una de dos, o sólo va de título, o de la terrible posibilidad de estar a cargo de hacer que las cosas sucedan. Ya dentro uno se da cuenta de que es lo segundo, y de que no hay escape ni de la lectura de los hechos, ni de la reflexión a la que obligan, porque en el relato se exhiben tanto los claroscuros de cada móvil, como la frialdad de la estrategia necesitando brazos y ojos fervientes para poder concretarse, de la duda que muerde en lo menos esperado y que se aplasta como un mosquito que estorba.
Como a su grupo, Darío, el protagonista, es quien lleva y dirige la novela, para que el lector vea desde él cómo a los otros “les duele el pan que comen”, para que puedan sentir “el odio absoluto que otorga la impotencia”, para que se hagan una idea de “que cosa era estar muerto y que cosa tan diferente era no estarlo. La sutil diferencia, una bala”, y para maravillarse, después de una durísima jornada, del afecto que aletea más alto que los chorros de sangre volcados por convicción en la selva o en el piso de una sala de tortura.
Hay un par de detalles adicionales que enriquecen este libro, que vienen a ser el “guión”, o el decir de sus personajes, y ese aliento narrativo que va como acompañando y amoldando las escenas dotándoles de un sentido, logrando así un texto altamente sensorial, racional y emocional. No se priva Gravrí Akhenazi de dejar caer, como monedas desde el bolso del rico, construcciones de excelente nivel poético obligando al lector a concluir que la integración de la realidad implica, también, la integración de los varios modos de expresarla y no como ejercicio, sino como resultado natural de ese haber estado ahí.
¿Cómo quedo yo después de haber leído este libro? Dolorosamente enriquecido, es mi respuesta. Afianzado en el convencimiento intuitivo (ciego, dirían por ahí) del valor de la fidelidad, apuntalado en el profundo sentimiento de fe que por uno mismo se hace necesario desarrollar cuando se comprende que ciertos objetivos implican llegar, vivir y superar límites físicos y mentales. Y además, aunque algo roto por dentro, quedo vigoroso y entusiasta, con más armas (las otras) para poder allanar el terreno que debe ser conquistado para alcanzar esa tranquila y grave situación del discernimiento, antesala brutal del compromiso del que no hay retorno.
Me hubiese encantado leer esto de jovencito, de pibe. Y por ello recomiendo sobre todo a los de menos edad entrar a este regalo, para aprehender, y a los veteranos para seguir ganando. A los primeros, y parafraseando a la abuela del autor, para ser incendiarios si tal la vocación, y a los otros – que necesariamente lo fueron -, para ese disfrute que debe ser el llegar a bombero. Agradezco, con furiosa calma, el haber asistido a esta demostración de humanidad, el talento que se le otorgó a Darío, para ser, para serse, y desde ahí escribir ejemplo, su aliento mismo. |
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