En la carne
Como sea, las cosas van pasando
del modo que advertí que ocurrirían
mientras unos lloraban, y morían
los otros, los que dicen "shit" versando.
Pitoniso de mierda, me sucedo
a la mitad de un fino desenlace
al que ni el verbo vida le deshace
el alentar después de todo miedo.
Por un simple reflejo me tensiono
tanteando el futuro del presente,
midiendo lo fatal de cada tono
por dictamen sagrado de mi mente
que me lleva a cruzar cada vereda
llevando en la frente el fin de la veda.
Simple proeza
Los que no reman discuten mis brazos
y cada grito que nace en mi vientre,
sin ofrecerme una curva que centre
la calidez de mis potentes trazos.
Siempre pretenden perder a mis chicos
con sus boludas propuestas versales,
como mostrando que somos mortales
que sólo pueden cantar villancicos.
Pero mi carne define los rumbos
y como quiero, quizás dando tumbos,
solo me veo cruzando imposibles
con emociones de cruda rudeza
dandole cuerpo a la simple proeza
de traspasar sus ojitos sensibles.
Con los contrarios
Me voy guardando todo aquí, en el culo,
lo que dijeron siempre los teósofos
y aquello que escupieron los filósofos
por tener la conciencia de lo nulo.
Y por saber lo lleno es que especulo
lo que no se plantea un vulgar mulo,
el absurdo total de nuestras vidas
corriendo en libertad y sin medidas.
Así me gano y pierdo, vulgarmente,
como haría cualquiera cuya mente
desprecie su razón de palpitar
en un cuerpo que nunca puede hallar
los últimos colores solitarios,
los que habitan ahí, con los contrarios.
Atómico
Esta masa, diseño inconfundible
de un gesto luminoso, atemporal,
sostiene el pensamiento del fractal
buscando aquello simple e imperfectible,
lo cálido de ser inentendible
para quien solo vive lo mortal,
y aquella idensidad tan amoral
para quien logra verlo en lo inaudible.
Cuerpo, de infinitud escandalosa
por tus huecos sin luces que lo nombren,
goza conmigo el polvo de la rosa
y de cada hembra buena; que se asombren
los arquitectos dentro de la risa
que somos al saltar de la cornisa.
Inclemente
Provoco y desraízo mil enojos
sabiendo que la ira es personal,
un programa activado en el canal
incrustado en el cuerpo de los rojos.
Acepto toda regla, los despojos
de una mentalidad más bien asnal
mientras* voy completando el arsenal
que estallará en lo alto de mis ojos.
Y entonces, cuando asciendo* es que libero
el ángel y la luz con los que hiero
de besos y sonidos el vacío,
como hiere la hierba este rocío
que fecunda tu rostro con vivencias
carnales desbordando tus clemencias.
Intolerante
La soledad que te queda al vencer
a veces no te compensa los miedos
que te retuercen incluso los dedos
cuando percibes lo vano de hacer.
Previo a la lucha se teme torcer
todo el honor como todos los credos,
y aunque te digas que importa dos bledos
cierto es que buscas de nuevo nacer.
Por eso vas, retorcido y de frente
hasta lograr las rodillas ajenas,
cuando confirmas tonteras enfrente.
Porque tu mente, tu nombre y tus venas
no se toleran ofensas difusas
ni golpes bajos de mierdas obtusas.
Obstinado
La posibilidad de destronar
a cada miedo inútil instalado
en el fondo de todo mi pasado
podría ser razón de malestar.
Mas si me vuelco solo a lamentar
lo cierto del presente mancillado
por tanto loco suelto y encumbrado
seré una simple sombra en su llorar.
¿Quién dispone mi fuero, mi destino
y con él el de todos mis pequeños?
¿Quién le dará latidos a mis sueños?
¿El que teme, el que llora? ¿O yo que obstino
mis huesos y mi mente en el fulgor
que presiento y persigo con vigor?
Quien embiste
Supongo que escuchaste hablar de mi intelecto,
de cómo me resuelvo en ausencia de sombras
desplegando solsticios sobre azules alfombras,
mientras voy realizando algun arduo proyecto.
Seguro te dijeron que anhelo lo perfecto,
- el origen de Dios y de aquello que nombras
cuando ante lo infinito caes mal y te asombras -
la expresión más sencilla que trascienda al dialecto.
Y, sin embargo, buscas el lado que no existe:
la parte que te hermana con quien no tiene sesos
porque solo concibe convivir en excesos,
la noche y cada día junto a un estanque calmo
haciéndote la paja mientras cantas un salmo,
ignorando de pleno cómo es ser quien embiste.
Claroscuro
Tuve yo que rezar sin tener ganas
mientras afuera el fútbol engullía
a quien entre patadas se erigía
dueño vulgar de cúspides paganas,
besar y recorrer un cuerpo hermoso
pero del que ya estaba más bien harto,
y cumplir obediente desde un cuarto
las ordenes idiotas de un chismoso.
Pero se fue acabando, y me nací
en este claroscuro de violencia,
donde al menos no tengo dependencia
- ni la tibieza incierta de un camino
trazado en algun viejo pergamino -,
y desde el cual diré, quizás, "vencí".
Sabuesos - cierre
Si te fijás, y bebés de ese libro
donde aparece aquel dios primigenio
que tuvo un hijo marcado en lo esenio,
podrás saber del porqué yo me vibro
al recordar que los ángeles, solos
y sin presión, se morfaron sonrientes
lo que unas manos humanas, corrientes
les ofrecieron sin más protocolos.
De carne soy y a mi carne alimento
con lo que gana por lejos mis culpas,
pero que parte de mí, de mis huesos,
y que es el vino que fija mi aliento:
esta sonrisa brutal sin disculpas
que hace me busquen los pobres sabuesos.