Ya no pueden venir
a mí
con la escala de inteligencias
equivaliendo a impotencias decididas,

ni trepar a mi pasado
con escaleras de pensamientos simples
en donde la arquitectura de un panal
le sabe a gloria a quien escala
lo que ni vivió ni imaginó.

Al tolerarte me tolero
y al volcarte sobre mí,
es sobre ti que me vuelco,
según tu moderna teoría que sientes vives respiras
escribes dialogas defiendes
y defecas.

Tal
que uno como yo
no pudiera reventarte los resortes
hasta dejarte de rodillas escupiendo
que ojalá me haga mierda mientras te dice
lo que me deseas te deseas a ti.

¿De qué decisión de no poder “hacer nada al respecto”
te vino el poder imaginar
que no me cobraría unas cuantas?

¿Por qué crees que tanto “sabio”
por el medio de su trayectoria se oculta
y recomienda el silencio?

¿Casualidad no haber llegado a tiempo?
Y era yo el retrasado, sí.

Tus errores como hijo
son mis diversiones como nieto.

Imbécil.