Cambio, si quieres

y una estela de pudor me recorre la boca
- alguien, sobre mi espalda arroja leche condensada
fingiendo un orgasmo –,
recito la biblia y el Corán
mato mujeres, niños, violo la poesía,
o me caso, tengo novia y seis hijos.

Permanezco, si quieres
te desprecio.

Voy y te demuestro
que puedo lo fácil,
incluyéndote
y por eso tu ofensa,

me quedo en lo llano
proyectando en mis ojos un aburrimiento
capaz de apacentar mil ovejas de cien cristos,
y entonces tu ofensa,

o voy atrás
repasando mis perfecciones
mis errores y todos mis miedos
por mostrarte que ahí estuviste,
y así tu ofensa.

O me mantengo
donde no llegan las putas,
salvo que orgullosas
lo expresen arqueadas.