usualmente se origina en el mareo
y pocas veces en la concentración
que muchos refieren vistiéndola de absoluta

de implicar
suele implicar la risa y la torpeza
desde la situación nada plástica
inserta en el hacer lo que la mayoría no acostumbra

cabiendo ahí el sexo como el abrazo
el libro genial que se lee o se escribe
incluso el bostezo rotundo
en lo más candente de un velatorio

después
queda el recuerdo con todas sus manchas
la sed que notablemente vuelve por no partir
esas ganas de repetir el roce
el borde latiendo bajos los talones
la complicada sumatoria de detalles
que anteceden al centro eternamente esquivo

es entonces
que la cicatriz late bombeando ansias
por volver a lo que no se tuvo
pero que demostró la existencia de la tangente
excitando a un punto preciso
de la curva de un círculo sin tiempo
la violencia del desorden