"No mentirás", sobre todas las frases,
es la que más me gatilla la mente,
porque le miento sin asco a cualquiera
como deporte que intenso me marca
esa distancia suprema que habita
entre mi ser y sus pobres alientos.
Es cierto, miento hasta incluso callado,
sin detenerme a mirar si quién llora
o si quién ríe de mis falsedades,
pues no me importa una nada qué piensan
los que transitan a ciegas y al pedo
por esta viña de oscuros caminos.
Pero ¿por qué navegar entre todos
así, mintiendo con ojos y manos?
¿Por qué no andar con lo justo en la boca
si cada cual es hermano sencillo
como sincero en palabras y hechos?
¡Dime el motivo de tanta mentira
que con fiereza profeso de frente!
No, no podrías decirlo jamás,
no sin saber de los lados más hondos
que los humanos sostienen por dentro,
no sin saber que en callar hay perdón
si lo que no te permites decir
es una fuente de luz asesina
que no cualquiera soporta en su sangre.