Con llamar me sería suficiente
para saber por dónde van mis cosas,
pero en lugar de hacer esa llamada
compongo una mentira sobre endecas
realizando lo cierto del no apuro,
y así, soy yo el que marca densidades.
Ni digo ni repito lo leído
lo aplico a mi manera impredecible
proyectando un tranquilo respirar
justo cuando se espera que mi frente
se estrelle varias veces contra el muro.
Crecen y se agigantan ansias rojas
en el pecho y las manos de los otros
mientras les examino los motivos
del raudal de sus prisas llovizneras
protegido de todo en mi desprecio.
Porque en mis planes vi lo que ya viven
y por adelantado presentí
lo que ahora respiran, la premura
por asestar un golpe destructor
al centro de la vieja fortaleza.
No dudo, mas postergo la señal
hasta que las estrellas me susurran
la pregunta brutal, que sin defectos
lanzo desde mi boca en estallido.
Yo decido, yo empujo y doy el tajo
a la historia futura de las sombras.