Tú te cumples en mí
como ese lanzarse al barranco sin esperanzas de agua,
como el presentimiento de que en navidad no habrá feriado
y que tras diez años de esfuerzo no habrá reposo.

Y en ti
me cumplo como pieza que sostiene el diseño
y que de rabia echa sal en demasía,
como la copa demás
que distingue al resentido del perdido.

Mucha baraja mal repartida,
mucho aliento a edades sin razón
esto de trepar entre las nubes
para encontrar un corazón hueco
y todo el aplauso de la gente de fe
lamentando y bebiendo mi locura.

Como que mucho ajetreo
el contar la violenta tristeza de mis venas
guiñándole a la hoja veinticinco años atrás,
el sostener la prosa de las próximas décadas
con el desnudo de la potencia en el flequillo
preñando de voces de color imposible
la garganta de los dragones que me aguardan.

Qué manera de enturbiar lo sano
con la demencia de empujar
hasta lo sórdido del cariño
cada verso que no leerás,
¿no te parece?