Barquero que transportas a las sombras
permite que mi nombre te de alcance
bajo la luz del día que se pudre
en los huecos furiosos de mi mente.
Tú que vas a la izquierda del vacío
anda por un momento en las orillas
de esta imaginación que me perturba
el modo de decir en la garganta
fecunda de alacranes y de ahogos.
Detén la oscuridad por un segundo
en un punto del prisma que sujeta
tu recia negación a los colores
que vomitan mis fauces sobre el miedo.
Demórate si puedes a la vera
de mi pecho curtido por lo horrible
de tanta noche a cuestas con lo inútil,
a ver si quién al otro le hace estragos.
Pero si te resulta algo imposible
el burlar las agujas de las horas
solo para medirte con mis ojos,
descuida, anda y persiste en tu camino,
ya veré de esperarte en tu terreno
y devolverte todas tus carencias.