Si siempre llegas tarde a cualquier lado
despreciando con saña el tiempo ajeno
aunque la justa excusa sin veneno
protega tu actuar tan descuidado,
si por otra nación nace tu enfado
por creer que en la tuya está lo lleno,
y que sólo un color de piel es bueno
por ser ese y no otro de tu agrado,
conviene que te alejes de mi vista
evitando el contacto con mis dedos
y con cada palabra que prodigo,
pues incluso en mis odios no persigo
distinguir a los persas de los medos
sino integrarlo todo en una pista
rumbo a lo que palpita tras los miedos
más allá de los besos que mendigo.