Dualidad 101 217
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Silvio M. Rodríguez C.
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MensajeTema: Ejercitario    Ejercitario                       EmptyMiér Mar 28, 2012 7:35 pm

EJERCITARIO



Ejercicio 1- Plotiniana –Tercera versión

"Para ver la belleza hay que primero hacerse bellos". Plotino.

No podemos los burros ver belleza
ni en la palabra hostil, ni en la dañina
historia que sostiene a esta asesina
pensada por Aquel que no se esfuerza.

Como mucho aguantamos la tristeza
que cargamos vencidos por la inquina,
sin poder presentir que en una esquina
puede darse final a la pobreza.

Así, como la vida es lo que duele
y el dolor lo que hermana, preferimos
adorar este llanto que lucimos

y ser carne que el mundo simple muele,
antes que intentar darle a la tragedia
el sentido que late en la comedia.


Segunda versión

Ningún simple mortal ve que hay belleza
en la palabra inútil y dañina
cuando esta se convierte en la asesina
de un silencio obligado y no en su fuerza.*

Y cuesta soportar esa tristeza
que cargan los vencidos por la inquina,
cuando hay un presentir de que en la esquina
- si allá se llega -, ya no habrá pobreza.

Y es que aquí, en lo normal, es lo que duele
lo que más nos hermana; y lo que cura
lavándonos el rostro, solo suele

darse en la risa franca y sin mensura,
de los que por brutales y obstinados
dejaron de ser simples carenciados.

Primera versión

Es difícil hallar a la belleza
en la palabra inútil y dañina
cuando pudo ser prístina asesina
de un silencio acatado por la fuerza.

Cuesta un mundo mirar a la tristeza
con ojos que sabiendo de la inquina
todavía sospechan que en la esquina
- si allá se llega -, ya no habrá pobreza.

Y es que aquí en lo normal, es lo que duele
lo que más nos hermana; y lo que cura
lavándonos el rostro, solo suele

reírse entre los puros en la altura,
después de comprender que la tragedia
es no ver de la vida su comedia.

Ejercicio 2 – La chica del vestido negro

Los seis creíamos ser tan gravemente cultos
que andábamos de prepo alterando el colegio,
fundiendo a Nitch y a Baj en insólito arpegio
o imponiendo las manos sobre tontos insultos.

¿Nuestras notas? Decían esos machos adultos
que eran de las mejores, que todo un privilegio
tenernos como alumnos; pero que el sacrilegio
era nuestra conducta, más de locos o incultos.

Pasaron veinte años y como el viejo Ulises
cada cual por su lado palpitó otros países,
armando algún quilombo, cagándose de risa*

como si no valiese ninguna otra divisa.
Con respecto a la chica, la del vestido negro
la seguimos buscando aunque ya tenga suegro.


Ejercicio 3 – Mi fuerza

Busca expresarse, ser manifestada
más allá de lo justo o de lo malo,
haciéndome llevarla como un halo*
que repele y atrae a la manada.

Intento someterla, en la jornada
cuando no logro usarla como el palo
que sostiene mi cuerpo cuando escalo,
es mi voz apartando toda nada.

Y tan intensamente vive en mí**
que ni siquiera deja me detenga
a contar cada cosa que perdí,

deviniendo constante en una arenga
que me escupe lo cierto de un futuro
arcano, descifrable tras el muro.


Ejercicio 4 – Kantiana

“Yo no pretendo ser claro”. Kant

"Te amo mucho mi amor", dijo el taoísta,
y cerrojó la cámara y la noche
dejando que por horas el reproche
torture con desgano al egoísta.

Temprano en la mañana, al regresar
el maestro se encuentra con lo mismo:
un idiota que goza de un abismo
que le lleva a pensar y no a follar.

"No me importa, es verdad", se dice el viejo
"yo sólo me hago caso", se recuerda
y libera al humano que hecho mierda

se dispara buscando algún espejo,
que le devuelva todo lo de siempre
el cantar de cigarras en diciembre.


Ejercicio 5 – Pre-sentidas

Cada día un quilombo nuevo y por estrenar,
si no era la planilla de adelantos en cuenta
era San Pablo fuera de enlace por tormenta,
sin decir que después había que rajar

al examen de química; y más luego a entrenar
el lleno y el vacío que el kwan tanto acrecienta,
cambiando brutalmente eso de "compra y venta"
por un simple y redondo "me tengo que ganar".

Era preciso entonces arrancar con decencia,
con mate bien amargo y la abuela ahí al lado
en silencio brutal de disfrute sagrado,

y cerrar la jornada abierto a la demencia,
con alguna novela que me cuente otras vidas
esas que ya llevaba en la piel pre-sentidas.

Ejercicio 6 – “La malcontenta”

Venía con un fardo de problemas
entre sus ojos rotos y sus manos,
algunos tan volcados a la pena
que te arrasaban dentro cual tornado.

Fiera distante, lúcida sospecha
de un destino brutal con mil fracasos,
se dejaba querer como ramera
pobre, que sólo sabe de reclamos.

Se fue perdiendo en sí, dejó la dicha
al costado más sucio de la historia
hasta volverse daño entre la brisa,

un dolor que en el antes fue de novia
y que mutó sin pausa hasta volverse
canto de viuda sola bajo el puente.

Ejercicio 7 – Cartesiana

No admitir como verdadera cosa alguna, como no supiese con evidencia que lo es,... Descartes.

Andaba entre cajones de agua miel y cerveza
saturado de lemas sin ningún asidero,
sin poder separar lo cierto y verdadero
del discurso vulgar dispuesto con destreza.

Ya ni a Dios le podía atribuir certeza
por recordarse a solas que en este derrotero
sumaría tan solo en su gris monedero
el oro liberado de cualquier impureza.

El mundo era un posible engaño del sentido,
cuando no aquella cueva del Platón divertido
sujetándolo inútil a todo lo improbable.

Entonces se pensó; y en esa razón fiable
sustentó cada uno de los ejes exactos
que hasta hoy le permiten danzar signos abstractos.

Ejercicio 8 – La esplendente

Un estallido cárnico a los ojos
la firme curvatura de su vientre,
y su risa llevando luz por entre
crepúsculos de sal firmes y rojos.

Regala al respirar un touch de dicha
volviendo de la trampa de lo grave
a la cadencia simple de lo suave,
al acto de apostar tu última ficha.

¿Qué más de mí, de todos, tras sentirla
palpitar con descaro su belleza
como animal de fuego sin tristeza?

Más allá del aquí, va de vivirla
deglutiendo lo fértil de sus formas
en el después del límite y sus normas.

Ejercicio 9 – 15 años

Buscaba una medalla que mostrarles
a los fantasmas quietos de mi perra
y malsana pobreza; hacer tierra
por encima del cielo hasta quitarles

la insalubre manía de quererme
atado a la precisa condición
de sólo ser la más necia canción,
que nadie se pretende cuando duerme.

Y lo hice; trabajando mis vacíos
me pertenecí fiel hasta las uñas,
hasta clavar en cien pechos mis cuñas

mientras mezclaba suave, miel, rocíos
y un toque de brutal rabia parida
en el antes del miasma desta herida.

Versión dos

Pretendí una medalla que mostrarles
a las sombras hirientes de mi perra
y pútrida pobreza, y darles guerra
hasta lograr por mérito cortarles

la manía insalubre de tenerme
fijado a la nefasta condición
de ser tan sólo canto y emoción
que nadie se desea cuando duerme.

Y lo hice; carcomiendo mis vacíos
me fui tornando fiel hasta las uñas,
hasta hendir en dos mil pechos mis cuñas

hechas de miel y agua de rocíos,
con un toque de rabia mal parida
en el antes del miasma desta herida.


Ejercicio 10 – Smarcciana

Dale vuelta y vas a tener una idea. Smarc.
Calla, que nadie dice de imposibles
sin haberse previsto en mil fronteras,
- mira que transportando sus goteras
no pueden con la sed de los temibles -.

Habla, que en el sonido encontrarás
los espacios que deja cada gesto,
cuando por no llegar a lo funesto
habilita las sombras que errarás.

Y si te cabe, yeguo, ve sonriendo
como no quiso nadie ni se pudo
de tanto repetir la voz del mudo,

que grita con dolor la suciedad
de confesarse miembro sin edad
del club de los que van, por fin, muriendo.
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