Ya cuando se termina el día y busco
volcarle al monitor mis restos breves
queriendo ser escape más no huída,
intentando esa voz que me define
entre lo más violento y lo más calmo,
es cuando por abiertas las compuertas
todavía persisten con sus modos
los que sólo pretenden llenar horas
con gritos y lamentos carenciados.

Me turba y acrecienta mis desprecios
se incendian los carbones de mis odios
y siento que pudiera liberar
las hojas de lo cierto entre sus manos,
las que me desgarraron los adentros
en el tiempo que a solas aprendí
a dominarlas todas sin decirlo.

Pero a mí me contengo y sí, exhalo
e inhalo sin pudor estas mis trizas
que hablando de respeto nunca ven
quienes se van burlando de los gestos
del que quiere lograr antiguos soles
para poder cantar a los que vienen.

Me sostengo paciente y más distante
sabiendo que mañana me dirán
"pero qué es lo que pasa", tal si nada,
más sabiendo que sí, que no pudieron
ni robarme el impulso ni los frenos,
y que al final y al medio me gané
la feliz injusticia de pensarte.