Qué insania
qué falta de estilo
qué procacidad inmerecidamente nacida
y qué resentimiento barato y de barrio
vengo yo a cumplir en el almanaque de tus días

a qué la agresión sencilla y puntual
en el gesto de mi silencio
y en la brutalidad de mi no mirarte
si está confirmado que dios es amor

será que soy el hijo del diablo
el vástago no deseado de Ceres
o simplemente un inútil más
escupiendo la vergüenza
de desear y no alcanzar el tobillo de Venus

no sé

quizás la fábrica de aciertos estuvo en huelga
cuando me construyeron
puede que de la borrachera celestial
resulté de su inconfesable vómito
o que por herencia indiscutible
vengo condenado a repetir
los errores de mis padres

por suerte
por destino
y por todo lo alto de la ciencia
al menos sé que jamás te mandaste un pedo
que nada en mí responde a lo que actúas
y que lo mío es un defecto exagerado
que no tolera la perfección de ese anticipar que llevas
al borde de tu imaginación y constancia
que lo mío es molestia
de no ser lo que te inspira

qué cagada lo mío
este afeitarse y perfumarse
y saber decir cuentos rotos y reales
para una oreja que tan sólo hiende en la víctima
su carruaje de herida y lastimadura
como si lo que come
no le provoque más que arrepentimiento.