Recuerda tu locura
los repudios primigenios
y toda las fiestas que te negaron
porque acabarías rompiéndoles los cristales.

Recuerda el golpe en la espalda
que sin derribarte el espíritu
hizo que tus rodillas sepan
la verdadera textura del polvo.

Recuerda el miedo
que un montón de músculos te infligían
en un desafío a muerte
del que no retrocediste.

Recuerda tus manos solas
buscándole un hueco al muro de la noche
creyendo y comprobando
que en la persistencia palpitan los libertos.

Recuérdalo todo
en estas horas de fantasmas
que necesitan acallar tus latidos,
ahora que como siempre
se trata de que te impongas en silencio
con sólo el gesto de tu fuerza
violando con fría crueldad
lo que estipularon desde abajo.

Permanece
en este final y en los que toquen
que es tras el ahogo de la duda
y tras la presión de las certezas
que tu sangre se bendice.